Finalidades de los Cenaculos

Ecce ancílla Dómini,

Finalidades de los Cenáculos

A imitación de los discípulos, que se reunieron con María en el Cenáculo de Jerusalén, nos unimos mediante el Cenáculo para:

1. Para orar con María.

Los Cenáculos deben ser ante todo encuentros de oración. Pero esta oración debe ser con María.
Por este motivo, es una característica de todos los Cenáculos el rezo del Santo Rosario. Con él se invita a la Virgen a unirse a nuestra oración, se ora juntamente con Ella, mientras Ella misma va revelando a las almas el misterio de la vida de Jesús. "El Rosario que recitáis en los Cenáculos, secundando la urgente petición de vuestra Madre Celeste, es como una inmensa cadena de amor y de salvación, con la que podéis envolver a personas y situaciones y hasta influir sobre todos los acontecimientos de vuestro tiempo. Continuad recitándolo, multiplicad vuestros Cenáculos de oración" ( Mensaje del 7-octubre-1979).

2. Para vivir la consagración.

Durante los Cenáculos debemos ayudarnos mutuamente a vivir la consagración al Corazón Inmaculado de María. He ahí el camino que debe seguirse: habituarnos al modo de ver, de sentir, de amar, de orar y de obrar de la Virgen.
Para esto nos debe ayudar la pausa de meditación que hacemos en los Cenáculos, porque hay otras oportunidades y otros lugares para los "aggiornamenti" o programas de actualización que son también indispensables para todos.
En general, esta pausa se dedica a la meditación comunitaria del libro del Movimiento. Por eso, es contrario al espíritu del Cenáculo pasar el tiempo escuchando doctas conferencias o a "aggiornamenti" -programas de actualización cultural-, de otra forma corremos el riesgo de alejarnos del clima de sencillez y familiaridad que hace tan fructuosos nuestros encuentros.

3. Para confraternizar.

Finalmente, en los Cenáculos se llama a todos a participar en la experiencia de una fraternidad auténtica. ¿Acaso no es una de las más bellas experiencias que siempre se nos ofrece en cada Cenáculo?. Cuanto más se ora y más espacio se deja a la acción de la Madre, tanto más sentimos crecer en nosotros el mutuo amor. "¿Por qué os quiero reunidos en Cenáculos Conmigo? Para ayudaros a amarse mutuamente y a vivir en la verdadera fraternidad, en compañía de la Madre. Hoy es necesario que mis Sacerdotes se conozcan, se ayuden, se amen de verdad, que sean como hermanos reunidos por la Madre. Hay demasiada soledad, hay demasiado abandono, hoy, para mis Sacerdotes. No os quiero solos; ayudaos, amaos, sentíos y sed verdaderamente todos hermanos",(Mensaje del 17-enero-1974).
Para el peligro de la soledad, hoy tan particularmente sentida y peligrosa para los Sacerdotes, con grave riesgo de sus almas, he aquí el remedio ofrecido por Nuestra Señora: el Cenáculo, donde nos reunimos con Ella para poder conocernos, amarnos y ayudarnos como hermanos.