Este libro hay que leerlo con ojos de niños, con corazón de niño. Los "espiritus fuertes" que pretendan leerlo con sus propios ojos, enfermos de miopía espiritual, y con sus propios anteojos, es decir, con sus prejuicios de escepticismos presuntuoso, quedarán irremediablemente defraudados. "Yo os aseguro: si no cambiás y os haceis como niños, no entrareis en el Reino de los cielos" (Mt. 11,25) Y lo que digo del libro, debo decirlo también en su nueva traducción al español, hecha en México: No es para ser juzgada con la critica literaria. Los traductores sólo han querido dar la posibilidad a los lectores mexicanos bien dispuestos de conocer por sí mismos el instrumento de que se vale el Corazón Inmaculado de María, para llevar por todas partes su mensaje de amor y multiplicar las adhesiones al Movimiento Sacerdotal Mariano. Para los humildes de corazón la lectura de este libro, será el rayo de luz que los ayude a redescubir y a seguir, en esta hora de peligrosas confusiones, el camino recorrido por mil generaciones de santos:  ¡AD JESUS PER MARIA! ¡A JESUS POR MARIA!